Hablo con mi marido mientras follo con otro. Video de mujer infiel hablando con su marido mientras folla con otro. Sensual, sexy, y muy cachonda.
La luz de la luna se filtraba por la persiana, dibujando franjas pálidas sobre el torso de él. Yo me movía con un ritmo hipnótico, ahogando un quejido contra la almohada. En la mesita de noche, la pantalla del móvil iluminó la habitación con una luz fría, artificial. Su nombre. Él.
Con un gesto rápido, deslicé el dedo para responder, poniendo el altavoz. La voz de mi marido, cálida y familiar, llenó de pronto el espacio cargado de nosotros.
Hablo con mi marido mientras follo con otro
“Hola, cariño. ¿Todo bien?”
Detrás de mí, él, el otro, se detuvo. Una mano áspera se posó en mi cadera, quieta. Contuve la respiración, apretando los puños sobre las sábanas.
“Sí, amor,” dije, y mi voz sonó extrañamente serena, un lago en calma sobre un volcán. “Solo estaba leyendo un poco antes de dormir. ¿Y tú?”
“Aburrido en este hotel. Solo quería oír tu voz.”
Un susurro. Un roce de labios en mi espalda. Un estremecimiento que recorrió mi columna. Cerré los ojos con fuerza.
“Yo también te echo de menos,” mentí, mientras la mano en mi cadera apretaba con fuerza, un recordatorio silencioso y posesivo de la realidad. “¿El vuelo mañana llega a las tres?”
“A las tres y cuarto. ¿Vendrás a buscarme?”
“Por supuesto.” Cada palabra era una puñalada limpia, un corte preciso en la farsa. Sentía cada movimiento, cada respiración del hombre a mis espaldas, amplificado por el secreto y la traición. “Te prepararé tu plato favorito.”
“Eres el mejor amor. Bueno, no te quito más. Que descanses.”
“Tú también, mi vida. Te quiero.”
La llamada se cortó. El silencio que dejó fue ensordecedor, cargado con el eco de mis propias mentiras. Durante un segundo, todo quedó en suspenso. Luego, la mano en mi cadera me giró con brusquedad, y antes de que pudiera reaccionar, sus labios encontraron los míos con una urgencia salvaje, devorando el remordimiento y la culpa antes de que pudieran brotar. El móvil se apagó, sumergiendo la habitación en una oscuridad que ahora lo consentía todo.
